Ella corría, casi volaba, Con mariposas en su espalda,
Y yo incauto, casi boquiabierto, la observaba,
muy inoportuno la seguía, a donde fuera yo iba,
solo para verla, la esperaba, sin esperanzas,
con las alas rotas, yo estaba desahuciado,
perdido en el olvido, vació y sin sentido.
Tus ojos me encontraron; me miraron llorar,
Me escuchaste gritar, gemir, patalear,
Caminaste, me tocaste y me hiciste sentir,
Esa magia en tu mirada, como polvo de hadas,
esa chispa en mis impulsos, como la brisa,
como una daga, que me atraviesa y me atiza el alma.
el alma desesperada, anhelante de una caricia,
caricia que solo proviene de lo profundo de tu ser.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario