Mi historia del pan de coco

En mi nueva etapa de "bloguero" me di a la tarea de pensar en un nuevo blog, algo que le sirva de ayuda o reflexión a las demás personas; no se porque pensé en hablar acerca del pan de coco; "quizá sea porque ese es el nuevo negocio en el que me desenvuelvo" o tal vez porque no tengo nada que hacer, bueno la verdad no importa.

Comencé a indagar al respecto, tratando de encontrar la historia sobre el pan de coco, pero no encontré absolutamente nada; "no se porque a nadie le importa la historia del pan de coco, si es tan delicioso". Luego de tanto pensarlo, descubrí en mi mente un par de cosas; las personas: Hay historias que podemos contar e historias que no podemos contar pero hay algunas historias que simplemente olvidamos. Yo me enfocare en la ultima opción, una historia que olvide pero recordé, y la historia es esta.

Hace mucho tiempo hubo un niño, a el cual le toco una vida no muy hermosa y llena de fantasía; el padre del niño era músico y de una linea generacional de mujeriegos; como el padre nunca estaba en casa, la madre se vio involucrada en una situación de extrema pobreza y hambre, pero era una madre decidida, sin duda no dejaría morir de hambre a sus hijos, ella lucharía, no por aquel hombre ingrato que se fue a vivir la vida en pasiones, sino por aquellos niños que en su regazo le decían mamá. Esta noble heroína se hizo en la pequeña industria del pan; comenzó a hacer pan de coco, para venderlo y poder alimentar a sus hijos; un día luego de hornear pan, la mujer salio a venderlo, pero ese día le cayó una tormenta encima; "todas la personas que hornean pan saben que no deben de mojarse después de hornearlo, porque es muy grave hacerlo". Pero que mas da, ella no podía dejar a sus hijos sin comer, aún así continuo su sacrificio diario, sacrificio que le costaría la vida.

Aquella mujer cayo gravemente enferma, pero no había nadie que se hiciera cargo de ella, mucho menos de sus hijos; tenia un esposo, pero era como no tenerlo; el nunca apareció, sino hasta la muerte de aquella mujer. En efecto, ella murió y dejo cinco hijos a la intemperie.

El padre de ellos apareció poco después de la muerte de ella. Como era de esperarse; un par de meses después se estaba volviendo a casar con otra mujer.

Ah! El niño creció en otra casa con el mismo padre, pero con otra madre, obviamente ella no lo recibiría con agrado el tiempo corrió como un soplido y el niño creció, pero aquel padre desvergonzado murió pocos años después de la muerte de su primera esposa. Ah que suerte la que llevaría nuestro niño es cuestión. Al cumplir apenas siete años de edad, la madrastra lo enviaba a vender pan de coco, y si no lo vendía todo, seria castigado; este niño muchas veces no regreso a casa, por no haber vendido el pan y evitar el castigo; pero el castigo era peor cada día. Así aprendió a vivir aquel niño, entre humillaciones e insultos de todo el que quisiera, o del mejor postor.

Así aprendió a vivir este niño. Debo mencionar que ese niño era mi padre, y que todo lo dicho es real. Yo aprendí de el, a hacer pan de coco, y ahora en día mi padre vive de eso, y yo estoy entrando en el negocio y a ambos nos va bien.

"Dios hace que las situaciones de dolor nos sirvan para nuestro bien; y aun las mas malas, en el futuro nos sirven de bendición"

Todo obra para bien a los que aman a Dios. Romanos 8:28